~~~ desde la raíz ~~~

~~~ desde la raíz ~~~ en Pichidegua

~~~ desde la raíz ~~~
Aproximación al bosque esclerófilo

Yto Aranda
Rao Caya, Alhué 2024 – 2025

~~~ desde la raíz ~~~ es una instalación inmersiva que invita a imaginar el bosque esclerófilo desde su interior oculto: el subsuelo. Mediante una estructura tejida que integra luz, interacción táctil, sonido y olores propios del bosque, la obra recrea la red subterránea de raíces y micorrizas como un sistema sensible y activo, capaz de responder al contacto del público y revelar su funcionamiento interconectado de intercambio y cooperación.

Inspirada en investigaciones científicas sobre la sensibilidad vegetal, la obra pone en escena la inteligencia del mundo natural, donde las plantas no solo perciben y se comunican, sino que también sostienen la vida mediante relaciones basadas en el cuidado y la reciprocidad. La luz se convierte en código, el sonido se asocia a la vida, y el cuerpo visitante se integra como una extensión sensible de esta red en constante transformación.

Instalación de 24 pinturas electrónicas en la Bienal de Artes Mediales de Santiago

Las 24 pinturas electrónicas, organizadas en tres bloques —planeta raíz, simbiosis-micorrizas y agua raíz—, invitan a imaginar el mundo subterráneo desde distintas perspectivas. Esta experiencia se amplifica con un video que documenta visualmente el bosque real, conectando la instalación con su territorio de origen. En su conjunto, “~~~ desde la raíz ~~~” entrelaza arte, ciencia y tecnología en una experiencia transmedial que desestabiliza la mirada antropocéntrica, revelando el mundo vegetal como un sistema complejo, sensible e interconectado, del cual depende la vida de otras especies, incluida la humana.


ver bitácora del proceso de la obra ~~~ desde la raíz ~~~


Comunicar con el bosque:
tecnologías vivas y artes mediales

Por Valentina Montero
Curadora, investigadora y docente

En la historia de las artes mediales en Chile, el nombre de Yto Aranda aparece como el de una de las primeras artistas que se atrevió a experimentar con los lenguajes electrónicos, y en particular con los informáticos vinculados al uso de la computadora. Intuitivamente, su práctica resonaba con lo que Lev Manovich, uno de los teóricos más influyentes de los estudios de medios, señalaba: “hoy asistimos al surgimiento de un nuevo medio, que es el meta-medio del ordenador digital y, a diferencia de lo que pasó hace cien años, somos plenamente conscientes de la importancia de esta revolución” (2005, p. 49). En ese contexto, Internet emergía no solo como una gran base de datos -condición hoy explotada y capitalizada por las inteligencias artificiales-, sino también como un territorio fértil para la experimentación artística. Yto, heredera de las prácticas del arte postal, percibió desde muy temprano que la red digital abría estas posibilidades inéditas para la creación, pero sobre todo desde su potencial de comunicación: intercambios, correspondencias, experimentos en comunidad.

Dentro de la familia de las artes mediales se la recuerda como una figura clave en la creación de redes: una gestora y mediadora que convocaba a artistas emergentes; se integraba en talleres de electrónica y programación, y promovía espacios de intercambio donde lo técnico se volvía inseparable de lo colectivo. En esa misma línea, fue fundadora de la revista web Escáner Cultural —aún vigente—, un espacio donde artistas y teóricos ensayaban nuevas formas de narrar las estéticas emergentes, desde perspectivas entusiastas pero también críticas y reflexivas. Su trabajo pionero en los años noventa y dos mil consolidó así una impronta basada en la experimentación y en la construcción de comunidad, donde la tecnología nunca fue un mero soporte, sino un lenguaje crítico, poético y profundamente relacional.

Ese impulso inicial -la necesidad de explorar las condiciones de posibilidad de la comunicación- ha seguido operando como motor en su obra, aunque hoy se despliega en coordenadas aparentemente opuestas: del bit al barro, de la pantalla a la tierra húmeda, de la luz fría de los monitores al calor persistente del sol sobre las hojas duras del bosque esclerófilo. Este tránsito no representa un abandono de la dimensión medial, sino su radicalización en otro registro: el de las redes vivas, subterráneas y aéreas, que conectan árboles, hongos y microorganismos en un sistema que comunica, coopera y resiste.

Como sugiere Timothy Morton, el concepto de naturaleza debiera darse por obsoleto. El ser humano ya no puede pensarse como una identidad separada del entorno. “La Naturaleza es un concepto planteado desde un prisma antropocéntrico. Está diseñado para los humanos, así que no es directamente relevante para hablar de ecología”, afirmaba en 2016. Bajo su visión, que coincide con las cosmovisiones indígenas, el entorno se vuelve un entretejido donde se descompone la barrera entre lo natural y lo cultural, por lo tanto no caben las murallas. Para Morton una crítica ecológica debe liberarse de la bifurcación entre naturaleza y civilización. 

T. J. Demos advierte sobre el uso ideológico del término “Antropoceno”, que sustenta una narrativa complaciente basada en el capitalismo verde, mientras que según su visión, el arte puede operar como espacio para proponer “alternativas creativas… formas de vivir -de modo radicalmente democrático- regidas por el intercambio no capitalista o una economía del compartir”(2023).
En tal sentido las prácticas artísticas -antes que las teorías críticas- han sabido reformular sus estrategias acercándose a las entidades orgánicas y minerales, desde otras poéticas ambientales. La obra de Yto resuena profundamente con estas reflexiones: al disolver la distancia entre bosque y espectador, entre raíz y red digital.  

Su obra se inscribe también en el tejido más amplio de las prácticas en artes mediales y ecología en América Latina. Artistas de distintas latitudes han denunciado el extractivismo digital y ambiental desde ópticas que no solo provienen de la ecocrítica de los países del norte, sino que están vinculadas a las sensibilidades locales, sobre todo indígenas. 

El bosque esclerófilo, ecosistema endémico de la zona central de Chile, se ha transformado en el espacio vital y creativo de Yto durante la última década. Allí, en Rao Caya -espacio creado junto a su compañero, el artista Omar Gatica-, la artista ha observado, registrado y habitado la vida del bosque hasta convertirla en materia y medio de su trabajo. La obra ~~~ desde la raíz ~~~  elude representar el bosque como un paisaje exterior, sino que busca recrear desde adentro sus dinámicas invisibles: las raíces que se entrelazan, las micorrizas que transmiten nutrientes, los ciclos de agua que sostienen la vida.

Para la 17 Bienal de Artes Mediales propone una instalación inmersiva que integra tejido, luz, sonido, video y sensores, configurando una experiencia sensorial que desestabiliza la mirada antropocéntrica. En lugar de mostrar el bosque como objeto de contemplación, invita a los visitantes a integrarse como parte de la red, a escuchar su respiración subterránea, a participar en el intercambio simbiótico que sostiene la vida. Así, la obra insiste en que la comunicación -aquello que siempre ha obsesionado a Yto- no se reduce a flujos de información entre humanos, sino que se amplía a los intercambios silenciosos y persistentes del mundo vegetal.


Su propuesta resuena con la visión de Elvira Espejo, artista, narradora y directora del Museo Nacional de Etnografía y Folklore de Bolivia, quien avisa contra la monocultura epistémica. Ella afirma que “las comunidades, desde la praxis, han desarrollado otras formas de conocimiento, como la cultura visual, táctil o sensorial” y subraya que “es muy importante comprender la diversidad de pensamientos y no caer fácilmente en… la monoculturización” (2023). En muchas culturas andinas, el “sentipensamiento” -la fusión de razón y sentimiento- abre horizontes donde la acción artística se convierte en cuidado, escucha y función comunitaria. Esta sensibilidad está en el corazón del trabajo de Yto, cuya práctica intenta integrar saberes plurales, en diálogo con lo vivo y lo técnico.

En un tiempo de crisis climática y de agotamiento de los modelos de desarrollo, el gesto artístico de Yto propone otras formas de coexistencia entre tecnologías y entornos más-que-humanos. Las fibras de yute iluminadas por leds, los registros audiovisuales del bosque y las pinturas electrónicas que forman parte de la instalación son, en el fondo, una metáfora expandida de esa pregunta que atraviesa su trayectoria: ¿cómo comunicarnos de un modo distinto, capaz de inventar alianzas insólitas y de sostener la vida?

Aquí resulta fundamental precisar por qué prefiero hablar de más-que-humano en lugar de no-humano. La fórmula negativa insiste en definir a los otros seres desde la carencia -como aquello que no es humano- y reproduce así la dicotomía clásica entre cultura y naturaleza. En cambio, más-que-humano desplaza esa frontera y abre un horizonte relacional: no se trata de lo que queda fuera, sino de reconocer que lo humano es solo un nodo en una red de interdependencias, atravesado y sostenido por múltiples formas de vida y de agencia. Elegir esta expresión es un gesto ético y epistemológico, porque permite narrar ecologías de continuidades y co-agencias en lugar de oposiciones binarias. En el marco del arte contemporáneo, hablar de lo más-que-humano abre un horizonte de imaginación política y estética: pensar alianzas, interdependencias y coexistencias sin reducir a los otros seres a un lugar subordinado, o meramente negativo.

Estas preocupaciones conectan al trabajo de Yto a un entramado latinoamericano sobre todo de mujeres artistas que se han desplazado desde lo digital hacia lo orgánico, reinventando la ecología medial desde el Sur. Artistas como Claudia González Godoy, Elisa Balmaceda, Nicole L’Huillier, Gabriela Munguía, Constanza Piña, Laura Nieves, son ejemplo de ello. Si bien el trabajo de Yto desplaza los bits al barro, esto no significa negar lo digital, sino expandirlo para incluir lo vegetal como interlocutor. La obra convoca a imaginar comunidades interespecie, tramas donde humanos, plantas, hongos y máquinas conviven en mutua dependencia.

La instalación ~~~desde la raíz ~~~ es un ensayo sensorial que articula arte, ciencia y tecnología para abrirnos a la sensibilidad del bosque. Un recordatorio de que la inteligencia no es patrimonio humano, sino una cualidad distribuida y plural. Y también una advertencia urgente: los bosques esclerófilos, únicos en el mundo, están amenazados por la minería, la expansión inmobiliaria y el cambio climático. Escuchar su voz -la vibración de las raíces, el murmullo de los hongos, el canto de las aves- es un acto de resistencia y cuidado.

Esta obra no se conforma con hablar del bosque, sino que habla con él. Se desprende de la vieja tradición representativa que buscaba, bajo la etiqueta de “paisaje” encuadrar la vida. Lo que Yto busca es hacer de su sensibilidad un medio para que la comunicación con “lo más que humano” se haga visible, audible, palpable. En un contexto donde la tecnocultura suele separarnos de lo vivo, el trabajo de Yto insiste en volver a enlazar dimensiones: bits y barro, pantallas y raíces, arte, vida y cuidados compartidos.

Referencias

  • Demos, T. J. (2016). Decolonizing Nature: Contemporary Art and the Politics of Ecology. Berlin: Sternberg Press.
  • Espejo, Elvira (2023). “Hay que comprender la diversidad y no caer en la monocultura”. Contacto Sur. Disponible en: https://www.contactosur.net/elvira-espejo-hay-que-comprender-la-diversidad-y-no-caer-en-la-monocultura/
  • Morton, Timothy (2007). Ecology without Nature: Rethinking Environmental Aesthetics. Cambridge, MA: Harvard University Press.
  • Morton, Timothy (2013). Hyperobjects: Philosophy and Ecology after the End of the World. Minneapolis: University of Minnesota Press.
  • Rolnik, Suely (2019). Esferas de la insurrección: Apuntes para descolonizar el inconsciente. Buenos Aires: Tinta Limón.
  • Santos, Boaventura de Sousa (2010). Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo: Trilce.
  • Simard, Suzanne (2021). Finding the Mother Tree: Discovering the Wisdom of the Forest. New York: Alfred A. Knopf.
  • Hui, Yuk (2020). Fragmentar el futuro: Ensayos sobre tecnodiversidad. Buenos Aires: Caja Negra.


El bosque esclerófilo chileno es un ecosistema antiguo, de gran valor endémico y extraordinaria capacidad de adaptación. A pesar de ser un refugio vital para su flora, fauna y funga, así como para el equilibrio ambiental y el ser humano, enfrenta un deterioro acelerado debido a la deforestación, el cambio climático, la minería y otras amenazas medioambientales.

Mientras la ciencia profundiza en el estudio de las redes subterráneas que conectan árboles y hongos, así como en la sensibilidad e inteligencia de las plantas, la artista Yto Aranda explora estos fenómenos, así como la resiliencia y diversidad del bosque esclerófilo, desde una perspectiva sensorial y artística.

A través de la luz, el sonido, la interacción y el vídeo, su obra ∼∼∼ desde la raíz ∼∼∼ no solo representa el bosque, sino que lo revive sensorialmente, invitando a los espectadores a experimentarlo, imaginar su complejidad y comprender la urgente necesidad de su conservación.

Una Inmersión Sensorial

Módulos de raíces de yute con sensores y luz

Inspirada en estudios científicos sobre la conectividad entre árboles a través de redes fúngicas, esta obra traduce visualmente estos intercambios a través del movimiento lumínico dentro del tejido de fibras de sisal. Los módulos recrean el entramado de raíces y micorrizas, integrando sensores que activan sonidos y cambios en la iluminación, generando una interacción directa con el espectador.

Sonido: Voces y paisajes sonoros

Grabaciones de aves, insectos, agua y otros sonidos ambientales se entrelazan con relatos en español y portugués que explican la ecología del bosque. Las voces guían al espectador a través de un viaje auditivo que revela al bosque como un organismo vivo.

Pinturas electrónicas

Veinticuatro pinturas electrónicas que evocan la belleza y la diversidad del bosque esclerófilo complementan la experiencia visual, sumergiendo al espectador en un entorno natural vibrante.

Video en loop

Proyectado en forma de un círculo de aproximadamente 2,5 metros de diámetro, el vídeo despliega imágenes de flora, fauna y funga capturadas en exploraciones en los bosques de Alhué, Chile. A través de una proyección continua se evoca la temporalidad del ecosistema, mostrando su transformación y dinamismo.

Exploraciones

Durante nueve años, la artista ha llevado a cabo un extenso proceso de observación, fotografía, filmación y grabación de sonidos en el bosque esclerófilo. Estas exploraciones incluyen el diálogo con habitantes locales y especialistas en ecología, enriqueciendo la investigación para revelar la enorme diversidad biológica del territorio. Parte de este material se encuentra disponible en la bitácora yto.cl/raiz

Objetivos

El propósito central de ~~~ desde la raíz ~~~ es transmitir la importancia, riqueza biológica e inteligencia del bosque esclerófilo. A través de la interacción con las raíces de yute, la experiencia sonora y las imágenes en vídeo, el espectador entra en contacto con un ecosistema que requiere atención para su preservación.

La instalación nos recuerda que bajo nuestros pies, el bosque sigue hablando. Escuchémoslo antes de que su voz se apague.

Investigación

Vivir, observar, investigar y crear en un bosque esclerófilo ha sido parte del desarrollo del proyecto Rao Caya (www.raocaya.cl), permitiendo un acercamiento tanto científico como sensorial a este ecosistema.

El bosque esclerófilo chileno es único en el mundo. Existen otros de clima mediterráneo, pero la geografía de Chile le otorga características particulares, con un alto nivel de endemismo.

El interés en este ecosistema abarca desde lo micro a lo macro, desde la profundidad del suelo hasta el calor y la luz del sol, donde árboles, hongos y microorganismos encuentran su espacio de desarrollo estableciendo redes de cooperación que sostienen la vida.

Investigaciones científicas recientes han demostrado que las plantas no son organismos pasivos, sino que poseen mecanismos de comunicación y adaptación sorprendentes. Según Stefano Mancuso (La Nación de las Plantas, 2019), “las plantas son organismos inteligentes, capaces de resolver problemas, aprender de la experiencia y recordar”.

En el bosque esclerófilo, esta inteligencia se manifiesta en la capacidad de los árboles para compartir agua y nutrientes a través de redes subterráneas de micorrizas, fortaleciendo la resiliencia del ecosistema. Suzanne Simard, en su investigación (Finding the Mother Tree, 2021), documenta cómo los árboles más antiguos, conocidos como “árboles madre”, desempeñan un papel crucial en la distribución de recursos y en la conexión con individuos más jóvenes, reforzando la idea del bosque como una comunidad interdependiente.

Las interacciones mutualistas también son esenciales en este entramado de vida. Líquenes, briófitas y musgos cumplen un rol clave en la captura y retención de agua, generando microhábitats que sostienen múltiples especies.

A través de la combinación de exploraciones de campo y estudios ecológicos, este proyecto busca visibilizar la complejidad de este ecosistema y fortalecer la noción de que su conservación es una responsabilidad compartida y urgente.

Bosque esclerófilo – Rao Caya

Visitar BITÁCORA aquí


Boceto de Vídeo

Propuesta visual para la proyección de video arte sobre muro instalación 2025.

Communicating with the Forest: Living Technologies and Media Arts

In the history of media arts in Chile, the name Yto Aranda appears as one of the first artists to dare experiment with electronic languages, and in particular with computer-based practices. Intuitively, her work resonated with what Lev Manovich, one of the most influential media theorists, pointed out: “Today we are witnessing the emergence of a new medium, the meta-medium of the digital computer, and unlike what happened a hundred years ago, we are fully aware of the importance of this revolution” (2005, p. 49). In that context, the internet emerged not only as a vast database—today exploited and capitalized by artificial intelligence—but also as a fertile territory for artistic experimentation. Yto, heir to the practices of mail art, perceived very early on that the digital network opened unprecedented possibilities for creation, above all through its communicative potential: exchanges, correspondences, experiments in community.

Within the field of media arts, she is remembered as a key figure in building networks: a facilitator and mediator who brought together emerging artists; joined workshops on electronics and programming; and fostered spaces of exchange where the technical became inseparable from the collective. Along these lines, she founded the online magazine Escáner Cultural—still active today—, a space where artists and theorists tested new ways of narrating emerging aesthetics, with enthusiasm but also with critical and reflective perspectives. Her pioneering work in the 1990s and 2000s thus consolidated an approach grounded in experimentation and community building, where technology was never just a medium but a critical, poetic, and profoundly relational language.

That initial impulse—the need to explore the conditions of communication—has remained the driving force in her practice, though today it unfolds in apparently opposite coordinates: from bits to clay, from the screen to the damp earth, from the cold glow of monitors to the persistent warmth of the sun on the tough leaves of the sclerophyllous forest. This shift does not represent an abandonment of the medial dimension, but rather its radicalization in another register: that of living, underground, and aerial networks that connect trees, fungi, and microorganisms in a system that communicates, cooperates, and resists.

As Timothy Morton suggests, the very concept of “Nature” should be considered obsolete. Human beings can no longer think of themselves as a separate identity from their surroundings. “Nature is a concept framed from an anthropocentric lens. It is designed for humans, so it is not directly relevant when speaking of ecology,” he affirmed in 2016. Under his vision, which resonates with Indigenous worldviews, the environment becomes a woven fabric where the barrier between the natural and the cultural dissolves, leaving no room for walls. For Morton, ecological critique must break free from the bifurcation between nature and civilization. T. J. Demos warns against the ideological use of the term “Anthropocene,” which sustains a complacent narrative rooted in green capitalism, while in his view, art can operate as a space for proposing “creative alternatives… ways of living—radically democratic—guided by non-capitalist exchange or an economy of sharing” (2023).

In this sense, artistic practices—before critical theory itself—have found ways to reformulate strategies by approaching organic and mineral entities through new environmental poetics. Yto’s work resonates deeply with these reflections: dissolving the distance between forest and spectator, between root and digital network.

Her practice also belongs to the broader weave of media arts and ecology in Latin America. Artists from diverse latitudes have denounced both digital and environmental extractivism, not only from the ecocritical frameworks of the Global North, but also through local sensibilities, especially Indigenous ones.

The sclerophyllous forest, an endemic ecosystem of central Chile, has become Yto’s vital and creative space over the past decade. There, at Rao Caya—created with her partner, the artist Omar Gatica—she has observed, recorded, and inhabited the life of the forest, turning it into both material and medium for her work. The project ~~~ From the Root ~~~ avoids representing the forest as an external landscape; rather, it seeks to recreate from within its invisible dynamics: the intertwining roots, the mycorrhizae transmitting nutrients, the water cycles that sustain life.

For the 17th Biennial of Media Arts, she proposes an immersive installation integrating weaving, light, sound, video, and sensors, configuring a sensory experience that destabilizes the anthropocentric gaze. Instead of showing the forest as an object of contemplation, it invites visitors to become part of the network, to listen to its underground breathing, to participate in the symbiotic exchange that sustains life. Thus, the work insists that communication—that which has always obsessed Yto—cannot be reduced to flows of information among humans, but expands to include the silent, persistent exchanges of the plant world.

Her proposal resonates with the vision of Elvira Espejo, artist, storyteller, and director of the National Museum of Ethnography and Folklore of Bolivia, who warns against epistemic monoculture. She affirms that “communities, through practice, have developed other forms of knowledge, such as visual, tactile, or sensory culture” and emphasizes that “it is very important to understand the diversity of thought and not fall easily into… monoculturalization” (2023). In many Andean cultures, sentipensamiento—the fusion of reason and feeling—opens horizons where artistic action becomes care, listening, and community function. This sensitivity lies at the heart of Yto’s work, whose practice seeks to integrate plural forms of knowledge, in dialogue with both the living and the technical.

In a time of climate crisis and the exhaustion of development models, Yto’s artistic gesture proposes other ways of coexistence between technologies and more-than-human environments. The jute fibers illuminated by LEDs, the audiovisual records of the forest, and the electronic paintings that form part of the installation are, at their core, an expanded metaphor of the question that has guided her trajectory: how can we communicate differently, in ways that invent unlikely alliances and sustain life?

It is crucial to clarify why I prefer to speak of more-than-human rather than non-human. The negative formula insists on defining other beings through absence—as that which is not human—and thus reproduces the classical dichotomy between culture and nature. In contrast, more-than-human displaces that boundary and opens a relational horizon: it is not about what lies outside, but about recognizing that the human is only one node in a web of interdependence, traversed and sustained by multiple forms of life and agency. Choosing this expression is both an ethical and epistemological gesture, as it allows us to narrate ecologies of continuities and co-agencies rather than binary oppositions. In the context of contemporary art, speaking of the more-than-human opens horizons of political and aesthetic imagination: to think of alliances, interdependencies, and coexistences without reducing other beings to a subordinate, merely negative position.

These concerns connect Yto’s work to a Latin American network, particularly of women artists, who have moved from the digital to the organic, reinventing media ecology from the South. Artists such as Claudia González Godoy, Elisa Balmaceda, Nicole L’Huillier, Gabriela Munguía, Constanza Piña, and Laura Nieves are examples. While Yto’s practice shifts bits to clay, this does not mean denying the digital, but expanding it to include the vegetal as interlocutor. Her work calls us to imagine interspecies communities, networks where humans, plants, fungi, and machines coexist in mutual dependence.

The installation ~~~ From the Root ~~~ is a sensory essay that interlaces art, science, and technology to attune us to the sensitivity of the forest. It is a reminder that intelligence is not the sole property of humans but a distributed and plural quality. And it is also an urgent warning: sclerophyllous forests, unique in the world, are threatened by mining, real-estate expansion, and climate change. Listening to their voice—the vibration of roots, the murmur of fungi, the song of birds—is an act of resistance and care.

This work does not settle for speaking about the forest, but seeks to speak with it. It breaks away from the old representational tradition that, under the label of “landscape,” sought to frame life. What Yto seeks is to make her sensitivity a medium through which communication with the more-than-human becomes visible, audible, palpable. In a context where technoculture often separates us from the living, Yto’s work insists on reweaving dimensions: bits and clay, screens and roots, art, life, and shared care.

References

Hui, Yuk (2020). Fragmentar el futuro: Ensayos sobre tecnodiversidad [Fragmenting the Future: Essays on Technodiversity]. Buenos Aires: Caja Negra.

Demos, T. J. (2016). Decolonizing Nature: Contemporary Art and the Politics of Ecology. Berlin: Sternberg Press.

Espejo, Elvira (2023). “We must understand diversity and not fall into monoculture.” Contacto Sur. Available at: https://www.contactosur.net/elvira-espejo-hay-que-comprender-la-diversidad-y-no-caer-en-la-monocultura/

Morton, Timothy (2007). Ecology without Nature: Rethinking Environmental Aesthetics. Cambridge, MA: Harvard University Press.

Morton, Timothy (2013). Hyperobjects: Philosophy and Ecology after the End of the World. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Rolnik, Suely (2019). Sphere of Insurrection: Notes for Decolonizing the Unconscious. Buenos Aires: Tinta Limón.

Santos, Boaventura de Sousa (2010). Descolonizar el saber, reinventar el poder [Decolonize Knowledge, Reinvent Power]. Montevideo: Trilce.

Simard, Suzanne (2021). Finding the Mother Tree: Discovering the Wisdom of the Forest. New York: Alfred A. Knopf.


Equipo:

Asistentes de taller: Cristián Salgado (Crant) y Nicolás Julio Aranda.
Asesoría tejido: María de la Luz Mansilla, Fabiola Eyzaguirre y Marisol Herrera.
Asesores de fotografía y exploraciones bosque del bosque: Cristian Cabezas y Cristián Salgado (Crant).
Asesoría Científica: Patricia Silva Flores.
Montaje y diseño de estructuras para pinturas electrónicas: Ytyo Carlos Luis Díaz Aranda.
Asistente de Montaje Instalación: Cristián Salgado (Crant).
Traducción de textos: Brenda Banda.
Texto teórico: Valentina Montero.

Proyecto financiado por Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Ámbito Nacional de Financiamiento, Convocatoria 2024

bitácora proceso

~~~ desde la raíz ~~~





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